Dentro
del partido socialista hay gente con cierta vergüenza y hay, directamente,
sinvergüenzas. Desgraciadamente, los primeros, aunque quizá sean más, hacen
menos ruido y parecen tener más miedo, por lo que la impresión que queda no es
precisamente favorecedora para el partido de la mano y el capullo.
Así,
por ejemplo, el alcalde (socialista) de Badalona no sólo se saltó el
confinamiento, debiendo como debería dar ejemplo (debió pensar que si seguía el
ejemplo del dúo Picapiedra, que no respeta ni confinamiento ni
cuarentenas, no le pasaría nada… iluso), sino que, además, conducía borracho. Al
ser detenido dijo aquello tan español (hay que ver, un catalán comportándose
como un español) de que soy el alcalde. Eso sí, lo fue por poco tiempo,
porque desde la propia comisaría presentó la dimisión.
Así,
por ejemplo, el equipo de gobierno del ayuntamiento de Valladolid (socialista,
claro) ha abierto un expediente en la policía municipal por colocar las banderas a media asta. Se ve que los veinticinco mil muertos -menos oficialmente
entonces, pero da lo mismo-, y contando, no son suficientes para decretar un
luto oficial.
Así,
por ejemplo, ha tenido que ser el líder del principal partido de la oposición
el que haya forzado un minuto de silencio en el Congreso de los Diputados después
de que ni la segunda ni la tercera autoridad del Estado (socialistas, claro) lo
hicieran. Quizá (si pensamos mal) haya sido el de Casado un gesto de cara a la
galería, pero es casi seguro que los familiares de los fallecidos lo agradecerán.
Al menos, algunos, porque ya sabemos que en la izquierda puede más, con frecuencia,
la ideología que los sentimientos.
Concluyo
con las palabras de Pablo Casado:
La paciencia de los españoles tiene un límite. Hasta entonces, no hay nada que celebrar y nada que aplaudir: más de 22.000 compatriotas fallecidos merecen nuestro respeto, nuestro homenaje y nuestro luto.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
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