Dice
el refrán que es mucho peor un estúpido que un malvado, porque el primero nunca
descansa. El problema se produce cuando los que tienen responsabilidades, sobre
estúpidos, son malvados.
Que
el desgobierno español ha actuado de manera harto mejorable es algo que hasta
ellos, cuando se despistan, reconocen implícitamente. Pero que, además, han demostrado
una absoluta falta de escrúpulos -estamos en manos de un grupo de psicópatas,
médicamente hablando-, de sensibilidad, de empatía y hasta de compasión. Porque
el que prohibieran la venta de equipos de protección individual a las residencias de ancianos demuestra unos propósitos que cabría calificar, sin
ambages ni paños calientes, directamente de criminales.
Por
ello, y por mucho más…
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