Cuando
no era más que un agitador universitario sin oficio ni beneficio, el Chepas
defendía lo que él llamaba jarabe democrático -simple y llanamente,
acoso a los que no compartían sus ideas- como un ejercicio del derecho a la
libertad de expresión.
Ahora,
las cosas han cambiado. Ahora, él es parte de esa casta a la que antes
criticaba. Ahora, él es el blanco de las críticas, de los gritos y de los insul…
perdón, de las descripciones poco favorecedoras. Ahora, cuando va a la universidad y le llaman vende
obreros, tiene que balbucear y definirse como modesto reformista. Dos
palabras y dos mentiras, porque Junior nunca ha sido modesto, y jamás
será reformista salvo en el sentido lampedusiano, esto es, cambiar todo para
que todo siga igual, aunque con él instalado en el machito.
Da
lo mismo que la mayoría de los asistentes le arropara con un aplauso. Ya sabemos
que este gaznápiro sólo habla en foros que prevé le van a ser favorables…
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