En
su campo -sea éste cual sea-, Fernando Simón quizá sea una eminencia. Pero como
comunicador y profeta, sus dosis son más bien escasas.
Cuando
comenzaba a cebarse la bomba que acabaría explotando el 8 de Marzo, Simón dijo
que en España no se producirían más de uno o dos casos. Todavía la víspera del
aquelarre feminazi decía que si un hijo suyo le pidiera opinión sobre si ir o
no a la manifestación, no le diría que no fuera.
Si
por convencimiento o por una lealtad mal entendida, el papelón que ha
desempeñado durante la crisis pasará a los anales de lo que no debe ser un portavoz
científico: cambios de opinión, de criterio… cambios de todo, salvo de
chaqueta.
Y
ahora, cuando parece que podríamos estar saliendo de la primera oleada,
pronostica que aunque se produzcan nuevos brotes en España, es difícil que la transmisión vaya a ser como la del principio. Dios quiera que, por una vez,
esté en lo cierto.
Por
ello, y por mucho más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario