La
ventaja de contar las cosas con una cierta distancia -parece que hemos vuelto a
la semana- es que te da una cierta perspectiva. La desventaja, al menos en
ciertos casos, es que puedes comprobar cómo las ilusiones que te podías haber
hecho resultaron ser precisamente eso, la libélula vana de una vana ilusión,
que diría el poeta.
Porque
hoy hace una semana, la noticia era que la juez había rechazado los recursos de
la Fiscalía y de la Abogacía del Estado -que para el uso indistinto que les da
el desgobierno socialcomunista, tanto daría que se fundieran en una sola
institución, al menos en la cúpula- en el llamado juicio sobre el 8-M, y que el
delegado del desgobierno, Franco de apellido, declararía al día siguiente por prevaricación.
Como
digo, una semana después todo ha quedado en agua de borrajas, o casi. Pero hace
una semana todavía teníamos, algunos, alguna esperanza.
Por
ello, y por mucho más…
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