Bajo
la égida separatista, hace mucho que Cataluña dejó de ser la locomotora
económica de España. Y eso, mejor que nadie, lo saben las empresas, nacionales
y extranjeras, que abandonan la región, cuando no el país entero.
Y
ante esto, la reacción del gobierno regional golpista es la misma que tendrían
los socialcomunistas con los que comparten su odio a España: cuando una multinacional
cierra una planta y anuncia que se va, la amenazan y se plantean su nacionalización.
Eso
de nacionalizar es muy del agrado de los sátrapas iberoamericanos, populistas e
ignorantes. Pero es que un gobierno regional no puede nacionalizar nada;
menos aún una empresa del calibre de Nissan.
Y
aunque la nacionalización se refiera sólo a la planta… ¿qué piensan
hacer con ella? ¿Butifarras?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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