En
un gabinete donde la número dos sostuvo sin que se le moviera una ceja
que el dinero público no es de nadie, y donde un ministro tiene un hermano ecomunista
que sostiene que la solución al déficit público es, lisa y llanamente, emitir
más dinero, no es de extrañar que una ninistra que dejó arruinada una
región que, apenas en un año de gestión de derechas, ha conseguido remontar el
vuelo, pretenda expropiar el superávit de los Ayuntamientos para que lo use el dúo
Picapiedra.
Según la portacoz
gubernamental, no se habla de quitar nada a nadie, pero esto no
es tan simple como decir que cada uno utilice sus recursos. Y ahí está el
problema: de eso se trata, y sí es tan simple. Si los ayuntamientos tienen
autonomía para gestionarse, la tienen para lo bueno y para lo malo. Otra cosa
es que al frente del Estado se encuentre una banda de totalitarios imbuidos de
una ideología rapaz y ruinosa, que nunca tienen bastante dinero que derrochar a
manos llenas.
Así de
claro. Así de grave.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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