La
clase política española actual no es que sea, precisamente, para tirar cohetes.
Ni por sus cualidades morales o éticas, ni por su capacidad intelectual. Pero en
esto, como en tantas otras cosas, la izquierda se lleva la palma. Al menos, en
mi opinión.
Y
es que ni mentir saben. Su falta absoluta de escrúpulos les conduce a llevarse
la contraria unos a otros o incluso a sí mismos, en público y con testigos. Nada
les importa excepto salvar su tafanario, cómodamente aposentado en la poltrona.
El
hijo del terrorista es especialista en la materia. Dentro de la misma rueda de
prensa es capaz de acusar de posible conducta criminal a la comunidad de
Madrid y de atribuir la responsabilidad sobre las residencias de ancianos al ninisterio
de Mortandad: todo, con tal de no asumir él la culpa que le corresponde como
responsable único de la materia durante la crisis del Covid-19.
Y
mientras, el filósofo perico declara no conocer el informe del forense del 8-M,
y al mismo tiempo defiende que se tomaron las medidas adecuadas porque no
había evidencia de transmisión comunitaria (lo que faltaba, un filósofo que
no sabe leer) y se actuó conforme a la información disponible.
Desde
ese desprecio, más de cuarenta mil muertos os contemplan, miserables.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL GOBIERNO ES
RESPONSABLE!!!
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