Ayer decía que en el consejo de ninistros y asesores varios parece que todos hicieron
novillos cuando llegaba el momento de dar clase de Matemáticas. Hoy toca hablar
de lo mismo.
Porque
mientras que el ninisterio de Mortandad da como cifra oficial de
fallecimientos la de una sola persona, si se suman las cantidades aportadas por
todas y cada una de las comunidades autónomas es de treinta y cuatro.
Este
es otro ejemplo más del desastre organizativo que suponen las comunidades
autónomas. Supongo que el sistema se planteó como una forma de dar satisfacción
a los partidos regionalistas. Pero olvidaron, por una parte, que ese tipo de
partidos nunca se da por satisfecho; y por otra, que en España la envidia es el
deporte nacional, y que si Cataluña o Vascongadas tienen determinadas
competencias, a ver por qué no las van a tener La Rioja o Extremadura. Como que,
al final, hubo café para todos, pero con un todos en el que nadie hace
caso al gobierno central que, al fin y al cabo, está muy lejos, en Madrid (o Madrit,
o Madriz).
Y
cuando llega una emergencia como esta y cada cual hace, en el mejor de los
casos, la guerra por su cuenta, pues pasa lo que pasa: lo que está pasando. Si a
eso le sumamos un titular del departamento que, en el mejor de los casos, era
manifiestamente inadecuado para el puesto, pues apaga y vámonos.
Por
ello, y por mucho más…
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