Dice
el refrán que es muy fácil torear a toro pasado; esto es, que una vez ocurrida
una cosa, resulta sencillo decir qué habría hecho el que critica, porque cuenta
con el conocimiento de saber lo que ha pasado.
Sin
embargo, lo reprobable de la actitud del que critica (por ventajista) no debe
hacernos perder de vista la posibilidad de que las críticas sean acertadas; es
decir, de que el criticado obrara mal -en el sentido de no tomar la opción más
ventajosa, por desconocimiento, por inepcia, por torpeza o incluso por maldad.
Viene
todo este circunloquio al hecho de que los expertos (por otro nombre los
científicos), esos a los que tanto citan los miembros del consejo de ninistros
para fundamentar sus decisiones, hayan cuestionado -en concreto, la Universidad
de Berkeley y el Instituto de Tecnología de Massachussets- las estrategias de
confinamiento estricto.
A
comienzos de la pandemia se dijo que serían necesarios tres o cuatro meses de
confinamiento para mitigar por completo la mortalidad. Sin embargo, los
cálculos en los que se basaron dichas previsiones han quedado en entredicho una
vez se han podido comparar las estimaciones teóricas con los datos reales de
evolución de la pandemia.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
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