domingo, 7 de junio de 2020

Que Dios le coja confesado…

Lejos de mí el decir que los religiosos -sean del sexo que sean- deban dedicarse sólo al ora y nada al labora. Ahí está el caso de Santa Teresa de Calcuta, que sin dejar de orar -y con graves problemas de fe, a lo que parece- se dedicó a cuidar a los más desfavorecidos.
Lo malo ocurre cuando los religiosos parecen más apegados a la imagen que proyectan en este mundo que a su labor en sí. Es el caso del padre Ángel, demasiado aficionado en mi opinión a salir en los medios de comunicación y con unas simpatías nada recomendables.
A lo que iba: resulta que se ha presentado una denuncia contra una residencia en La Bañeza (León), gestionada por su ONG, acusándole de un delito de abandono con resultado de muerte (de muertes, para ser precisos).
Poco más que decir. No me caía nada simpático el personaje, pero ahora menos todavía.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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