Lejos
de mí el decir que los religiosos -sean del sexo que sean- deban dedicarse sólo
al ora y nada al labora. Ahí está el caso de Santa Teresa de Calcuta, que sin dejar de orar -y con graves problemas de fe, a lo que parece-
se dedicó a cuidar a los más desfavorecidos.
Lo
malo ocurre cuando los religiosos parecen más apegados a la imagen que
proyectan en este mundo que a su labor en sí. Es el caso del padre Ángel,
demasiado aficionado en mi opinión a salir en los medios de comunicación y con
unas simpatías nada recomendables.
A
lo que iba: resulta que se ha presentado una denuncia contra una residencia en La
Bañeza (León), gestionada por su ONG, acusándole de un delito de abandono con resultado de muerte (de muertes, para ser precisos).
Poco
más que decir. No me caía nada simpático el personaje, pero ahora menos
todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario