martes, 16 de junio de 2020

Reflexiones atemporales (III): El comunismo, bien entendido

Iba a empezar diciendo que contra lo que pueda creerse, no estoy en contra del comunismo. Según lo escribía, sin embargo, rectifiqué mi segunda idea -que era borrarlo, o decir que sí que estoy en contra- y preferí matizar la afirmación (¿o es negación?) diciendo que no estoy en contra del comunismo… como teoría; sí estoy en contra de los comunistas en general, y de la aplicación práctica del comunismo que, salvo en su primera aplicación práctica -los primeros cristianos, según se relata en los Hechos de los Apóstoles-, nunca ha funcionado bien (es una exageración, lo sé, porque quizá haya funcionado en alguna otra ocasión… pero se me entiende).
No sólo estoy en contra del comunismo porque su aplicación siempre ha traído muerte, hambre y miseria, salvo para la élite dirigente. También porque, en los países occidentales -y, para ser más precisos, en España, los que defienden la ideología comunista suelen ser, bien niños de papá -es de suponer que aburridos de su vida muelle, a la que por supuesto no renuncian-, como Guillermo Toledo, bien venidos a más que no parecen capaces de ver la contradicción -hipócrita- entre lo que proclaman y como viven: es el caso de los Bardem, los Iglesias Montero, Bocabuzón y el nieto del picador y, en general, todo el mundo de la llamada cultura.
Porque lo que defiende el comunismo es la redistribución de la riqueza: naturalmente, a nivel estructural, no personal. Pero es que esta gente se dedica a criticar la riqueza… de los demás. Y se van de viaje de bodas a Nueva Zelanda -buena elección, he estado allí y es un país precioso-, mientras consideran que eso no es ofensivo para los humildes. Y se compran una casa en la sierra, en una parcela de tamaño nada despreciable, y defienden que eso no les convierte en la casta a la que atacaban cuando ocupaban las plazas públicas y acosaban en las universidades a los que no pensaban como ellos.
Y todavía hay gente teóricamente de derechas que defiende que se puede ser comunista, adinerado y coherente…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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