Cada
vez con menos retardo entre la noticia y el comentario -menos de una semana,
esta vez-, los sucesos sobre el Covid-19 siguen dándome materia suficiente para
generar dos comentarios al día. Vamos con el de hoy.
Ciudadanos
nació, en su día, como un partido de centro. De centro izquierda, quizá, ante
la inexistencia de una opción españolista de ese signo en Cataluña, región
donde nació y creció antes de extenderse al resto de España. Lo que ocurrió fue
que el desencanto en aquel momento era tan grande con los dos, valga la
redundancia, grandes partidos, que su crecimiento fue mucho más rápido y mucho
mayor de lo esperado. Tanto, que se vieron -o algunos de los líderes se vieron
en esa posibilidad- con opciones de luchar por el primer puesto: ya no les
valía ir de comparsas, querían un sitio a la mesa, y un sitio importante.
Quizá
pensaran que negándose a pactar con Sin vocales -algo a lo que cualquier
persona sensata y decente que ame a España se negaría-, pescarían votos en el
caladero de la derecha. Pero no, el resultado de esa estrategia fue desastroso,
para ellos y para España: ellos perdieron el ochenta por ciento de sus
diputados, y España quedó en manos, ochenta y cuatro años después, de un frente
popular reeditado.
Por
ello, no sé por qué Arrimadas -una política en principio valiosa, y bien que lo
demostró batiéndose el cobre contra los secesionistas, pero a la que quizá la
responsabilidad le venga grande- aceptó respaldar la quinta prórroga del estado
de alarma. Si era con la esperanza de arrancar a Pdr Snchz de las garras
de los secesionistas, vana esperanza, puesto que con nadie está más cómodo que
con ellos; si era para marcar un perfil propio, el que ha marcado es el de ser,
prácticamente, la única persona que confía en un sujeto que ha hecho de la
mentira, no ya un modus operandi, sino un modus vivendi; si es
por algún oscuro secreto que Dctr Frdz conozca sobre ella (lo he llegado
a pensar), ella sabrá.
El
hecho es que ha demostrado ser prescindible: la abstención de los ierreceos
-tras acordar públicamente con el PSOE el retorno de las competencias (ya
sabemos lo que vale la palabra de unos y otros), y en privado (vaya privacidad,
si es público que lo han acordado; que digan a determinar o a
desvelar) una fecha para la mesa de diálogo- hace irrelevante lo que voten
los pomelos, y no hace, desde mi punto de vista, sino confirmar la
tendencia a su lento pero continuo desvanecimiento como fuerza política
nacional.
Por
ello, y por mucho más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario