Leido el primer volumen de la tetralogía de Máquinas mortales -volumen y saga comparten nombre-, he de decir que
la película producida por Peter Jackson resulta razonablemente fiel al libro. Quizá,
en un afán de no repeler a posibles espectadores, mata a menos personajes.
Igualmente, y de modo similar a Juego de Tronos, el personaje
desfigurado -Tyrion Lannister en Poniente, Hester Shaw en la obra que nos
ocupa- lo es menos en la pantalla grande que en la página impresa.
Centrándonos en el libro, tiene muchas
de las cosas que me gustan en una novela: ritmo trepidante -casi tanto como en
de Londres dirigiéndose a toda marcha hacia el cubil de la Liga Antitracción-,
una premisa original y falta de escrúpulos a la hora de matar personajes (esto
último no es algo que me guste personalmente, soy un sentimental, pero sí es
algo que respeto en un autor).
Por criticar algo, el
comportamiento de los personajes adolescentes no resulta siempre verosímil. El de
Tom, en concreto -Hester, al fin y al cabo, ha vivido una vida amarga que la ha
endurecido- es más el de un adulto poco breado por la vida que el de un
quinceañero.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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