Casi nadie en casi ninguna parte del mundo se cree realmente las versiones oficiales sobre la pandemia. Están los conspiranoicos, que piensan que todo es una especie de conjura de los poderes ocultos que rigen el mundo para controlar a la Humanidad. Pero, si ya rigen el mundo, ¿qué necesidad tienen de hacer más duro (y, quizá, evidente) ese dominio?
Luego están -estamos-
los que pensamos que el virus de la Covid-19 existe, y es muy contagioso, y con
frecuencia mortal… pero no acabamos de creernos lo que dicen, básicamente
porque las versiones son varias y contradictorias. Así las cosas, no me extraña
nada -al fin y al cabo, la ciencia se basa en un sano escepticismo, en no dar
nada por cierto sin pruebas suficientes- que investigadores independientes exijan a China y a la Organización Mundial de la Salud que se revele urgentemente la verdad del origen del coronavirus, y alertan de que los informes del viaje a
Wuhan de la OMS no tienen ningún tipo de validez.
Por ello, y por mucho más…
(pero,
esta vez, el chino comunista)
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