Algunas personas que conozco ponen el grito en el cielo por los modos parlamentarios de personas como Rafael Hernando o Cayetana Álvarez de Toledo, que llaman al pan, pan; al vino, vino; a las enchufadas por la alcoba, enchufadas; y a los hijos de terrorista, hijos de terrorista.
Pero es que esos modales, o la
falta de los mismos, es lo único que entiende la izmierda, lo único que
les molesta y contra lo único que reaccionan. Y reconocen ese comportamiento
porque es el que ellos siguen, ya sea diciendo que prefieren decir ultraderecha
porque llamarles Vox supone humanizarlos -repitiendo, casi miméticamente y es
de suponer que de un modo completamente inconsciente, la manera de expresarse
de los nacionalsocialistas- o comparando a un rival electoral con Donald Trump.
Lo que, teniendo en cuenta lo de los nervios que el magnate inmobiliario ha puesto a todo el giliprogrerío mundial, lo mismo debería ser tomado como un cumplido.
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