lunes, 8 de marzo de 2021

Coronavirus (337)

Hace ahora justo un año se celebraba el aquelarre feminazi que no hizo sino echar gasolina al fuego de la pandemia. Prueba de ello es que, sólo en la fila que encabezaba la manifestación en Madrid, varias de las asistentes -la calientacamas de Galapagar, la indocta egabrense, la propugnadora de la penetración a los hombres que preside el Instituto de la Mujer (o de las mujeres, o de la igualdad de oportunidades, o vaya usted a saber cómo lo llaman ahora)- cayeron víctimas del virus.

Ya hace un par de semanas, cuando empezaron a salir noticias sobre el día de hoy -sobre lo que podría pasar o dejar de pasar, quiero decir-, me preguntaba si seguirían pensando que el machismo mata más gente que el coronavirus.

Cuando murió el Conde de Barcelona, alguien escribió un artículo sobre él. Es un decir, se escribieron muchos artículos, pero un trozo de uno en particular se me quedó prendido en la memoria, y lo he recordado al ir a escribir esta entrada. Refiriéndose al momento en que fue a Italia a recuperar los restos mortales -siempre me ha hecho gracia el uso de esa expresión, especialmente por los declarados ateos: si hay unos restos mortales quiere decir que hay una parte que no lo es; mortal, quiero decir- de su padre, Alfonso XIII, el autor del artículo decía

el que un día de invierno y de tristeza, con el cáncer enroscado a la garganta, con la fiebre de cuarenta grados quemándole los ojos

Buscando el artículo -¿qué haríamos sin Google?- lo he encontrado, y he visto que el autor es Luis María Ansón. A lo que iba: hace un año, con el virus enroscado en la garganta y la gente empezando a morir, las feminazis montaron su aquelarre. Un año después, con cien mil muertos, no aprenden, y amenazaban con volver a salir a la calle a manifestarse. En un alarde de tocamiento de narices muy bien planteado -no hay cosa que les joda más a los giliprogres que el que se rían de ellos, especialmente si se hace con inteligencia y templanza-, Vox propuso declarar el 8 de Marzo día nacional de las víctimas del coronavirus.

En un va y viene de ahora sí, ahora no, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer acabó prohibiendo la celebración de manifestaciones en Madrid con motivo del 8 de Marzo. La calientacamas de Galapagar reaccionó como suele ser habitual en ella, en un ataque de histerismo verbal, señalando que la prohibición suponía una criminalización del feminismo; lo que, teniendo en cuenta la cantidad de muertos que, a buen seguro, contribuyeron a causar los aquelarres del año pasado, quizá no vaya tan desencaminado.

Isabel Díaz-Ayuso hizo algo que también fastidia bastante a los giliprogres: decirles las del barquero, y en tono calmado. Señaló que una feminista de boquilla como la marquesa de Villa Tinaja haría bien en callar, ya que es ninistra por el simple hecho de ser pareja de uno de los vicepresidentes.

Por ello, y por mucho más…

¡¡¡EL GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!

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