Cada vez más mujeres feministas de verdad, no de las de boquilla -o bocaza, a tenor de las tonterías que sueltan-, abominan de las posturas que sostienen aquellas que los que no compartimos semejantes postulados radicales denominamos feminazis.
Hace no demasiado fue Lidia
Falcón, por lo visto una feminista histórica y, a la sazón, secretaria general
-supongo: en los partidos de izquierdas, al menos en los españoles, el cargo
ejecutivo máximo es la secretaría general- del Partido Feminista. Más recientemente
ha sido la cantante Bebe, conocida por no tener pelos en la lengua -o, dicho de
otra manera, por soltar lo que piensa sin importar a quién pueda molestar-, que
en tres palabras -las tres que dan título a esta entrada- ha definido a las
promotoras de los aquelarres feminazis de los ochos de Marzo recientes.
Se puede decir más alto, pero no más claro.
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