Como no me canso de repetir, lo único que impide que los secesionistas catalanes se despellejen unos a otros es el hecho de que España está ahí. Y no porque la tengan miedo, o respeto, sino porque es lo único que odian todavía más que a sus rivales.
A pesar de lo cual, de vez en
cuando se escapan retazos de esa animadversión recíproca. Y si Cocomocho
insinúa que los ierreceos lamentan que no esté preso, el charnego de
apellido descriptivo va y le llama tuirero.
Lo dicho: si nos quitamos de en medio, se matan ellos solos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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