Como de costumbre, cuando la academia estadounidense de cine proclama las candidatas a mejor película en lengua no inglesa, la presentada por la homónima española se queda fuera de la lista.
Como de costumbre, me llevo un alegrón. No porque no quiera
a mi país, sino porque el nivel general de su cinematografía -y más de los
integrantes del mundo del cine- me da un profundo asco y me produce un
casi completo rechazo.
Y, para acabar de redondear la cosa, el rechazado es Pedro Almodóvar, un cineasta con más ego que talento (y eso que el talento le sobra). Ya no es que no le den premios en España, es que tampoco se los dan fuera.
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