Los soberbios tienden a creerse en posesión de la verdad y, por lo tanto, no aprenden de sus errores. El desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer está plagado de soberbios -y lo son, además, sin fundamentos, pues es una de las mayores colecciones de nulidades que se han congregado alrededor de una mesa a lo largo de la Historia de la humanidad- y, por lo tanto, son contumaces en sus fallos.
Hace un año, siguiendo su
acreditada tendencia a no hacer nada, no dictaron unas normas aplicables a la
totalidad del territorio nacional para las festividades navideñas -pues es la
Navidad lo que se celebra a finales de Diciembre: ni el solsticio de invierno,
ni unas innominadas fiestas, ni su refitolera madre; se celebra el
nacimiento del Hijo de Dios-, y así hubo docena y media de regímenes distintos.
Trescientos sesenta y cinco días
después, seguimos en las mismas, y el consejo de ninistros volvió a las
andadas o, por mejor decir, a las paradas. En todo este tiempo no ha
hecho nada de provecho, y hace falta una guía -y tiempo para leérsela- si
quieres saber qué puedes y qué no puedes hacer, según en qué parte de España te
encuentres.
Por ello, y por mucho más…
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