No hay mal que cien años dure, dice el refrán; ni cuerpo que lo aguante, añade la sorna popular. Todo se acaba, hasta la pandemia de la Covid-19, por muy eternos que se nos estén haciendo estos dos años; pero más duró la gripe mal llamada española, y se salió de ella.
Cada vez más expertos sugieren que ómicron será el fin de la pandemia. Frente al alarmismo, médicos e inmunólogos ponen sobre la mesa todos los datos que demuestran que el coronavirus pronto será una endemia como la gripe. Cada vez hay más contagiados, pero más leves.
O dicho de otra manera, todo el mundo se acatarra,
pero (casi) nadie se muere de un catarro. Es de desear -y de esperar, según los
expertos (los de verdad, no los inexistentes del desgobierno socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer)- que con la Covid-19 ocurra lo mismo.
La panda de inutilidades que conforman
el ejecutivo español, mientras tanto, sigue a lo suyo, que no es precisamente
el interés general de los españoles, sino el particular de cada una de las
cuadrillas que lo integran.
Por ello, y por mucho más…
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