Hay gente que -aunque uno no crea en esas cosas- parece que sea gafe, cenizo, traiga mal fario o, en resumen, condene irremisiblemente al fracaso todo lo que toca. Y lo peor es que esa gente no parece ser consciente del efecto que producen.
El que fuera presidente del
consejo regional de gobierno catalán, el inefable Cocomocho, parece uno
de éstos. No sólo acabó de rematar el que parecía partido hegemónico de la vida
política catalana (Divergencia y Desunión, debería llamarse), sino que
tras su declaración de independencia y posterior huida al extranjero, escondido
en el maletero de un coche, se ha dedicado a incordiar todo lo posible intentando
evitar que nadie pueda ser califa en lugar suyo (no es bueno, no señor).
Ahora, el expresidente prófugo pondera dimitir para dedicarse en exclusiva al Consejo por la República (sí, esa que no existe, idiotas): como ya se ha cargado el partido, a ver si hay suerte y se carga el proceso completo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario