Por mucho que lo nieguen, los catalanes -hasta los separatistas más recalcitrantes- son tan españoles como cualquiera… si no más.
Prueba de ello es que una
vez suben al coche oficial, los políticos de la esquinita no se bajan de él ni
aunque les obliguen, y siguen disfrutando de todas las gabelas inherentes al
puesto.
Es el caso del
bleferóptico con sobrepeso, al que el consejo regional de gobierno le ha
puesto, a pesar de estar inhabilitado y de no ocupar por tanto cargo oficial
alguno (aquí admito que me estoy columpiando, aunque estoy bastante seguro de
estar en lo cierto), escolta oficial de la policía regional. Escolta que Vox,
que es el único partido en la región que levanta la voz pase lo que pase, ha exigido que le sea retirada.
¿Pincho de tortilla y caña a que se la mantienen?
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