Una de las razones principales por las que no acabo de creerme todo el asunto del calentamiento global -lo del cambio climático es prácticamente un pleonasmo, puesto que la esencia del clima es ser cambiante- es la falta de coherencia -por ser suaves- de los que reclaman medidas para pararlo.
La Unión Europea quiere alcanzar
las cero emisiones de CO2 en el año 2.050. Sin embargo, hay una
norma que establece que, para que puedan seguir manteniendo sus derechos de
despegue y aterrizaje, las compañías aéreas deben hacer uso del ochenta por
ciento de las franjas horarias asignadas en los aeropuertos. Como consecuencia,
las aerolíneas Lufthansa y Brussels Airlines operarán, en total, dieciocho mil vuelos vacíos e innecesarios, que hubieran sido cancelados en situaciones normales
suponiendo un ahorro notable para las empresas y también un impacto medioambiental
menor.
Verdes sí… pero de vergüenza, deberían estar en Bruselas.
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