Uno lee el titular de que El PP "desactivó" el Tribunal de Cuentas tras saber que iba a rechazar los avales de los golpistas del 1-O y se mosquea. Pero es que lee el artículo y del mosqueo pasa directamente al cabreo.
Dice el artículo que fuentes
del Tribunal de Cuentas (¿qué fuentes? ¿Con qué información?) aseguran
que Pablo Casado, "tuvo conocimiento" de que la instructora de esta
causa en el citado tribunal iba a rechazar los avales de la Generalidad para
cubrir a los golpistas y que, por ello, el líder popular "aceleró
la negociación" y ofreció en el Congreso de los Diputados al presidente
del Gobierno, Pedro Sánchez, renovar los órganos constitucionales. Entre ellos,
el Tribunal de Cuentas o el Tribunal Constitucional, dejando al margen el
Consejo General del Poder Judicial CGPJ. Termina el párrafo diciendo que la
celeridad de la propuesta del líder popular sorprendió a muchos… entre los
que me incluyo: no sólo por la celeridad, sino por el hecho de hacer una
propuesta a quien no ha respetado pacto alguno.
Al día siguiente del ofrecimiento,
el Tribunal de Cuentas rechazaba el aval de la Generalidad y anunciaba el
embargo a veintiocho dirigentes independentistas de un total de cinco millones,
cuatrocientos mil euros.
Se pierde luego el artículo en elucubraciones
del tipo Desactivar al Tribunal de Cuentas era una exigencia de ERC para
pactar los Presupuestos Generales del Estado con el Gobierno. Lo que se
desconoce es por qué los populares se han prestado a participar en este golpe
institucional. Nadie entiende la decisión de Casado de desactivar el Tribunal
de Cuentas cuando tenía a los independentistas contra las cuerdas. Que fuentes
del PP (¿qué fuentes?) desmintiesen oficialmente esta información y
asegurasen que era falso carece de importancia.
Si lo sabían, malo. Si no lo sabían, peor. Con la izquierda no se debe pactar, nunca, en nada, para nada.
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