Cuando pones a un zorro a cuidar del gallinero pasa lo mismo que cuando pones a un lobo a cuidar de las ovejas: que el carnívoro se da un festín, y que tú te quedas sin tus animales.
Lo mismo ocurre cuando pones a delincuentes a cargo de la cosa pública: buscarán primar a los facinerosos, en lugar de a las fuerzas del orden. Por eso, a la izquierda española -los neocom sobre todo, pero también a los de la mano y el capullo- le sentó como un tiro en el pie la Ley de Seguridad Ciudadana, que ellos apodaron ley mordaza.
Y por eso, en cuanto han llegado al poder, esta panda de delinquidores se puso manos a la obra para poder tomar las calles a su antojo el día -nunca demasiado pronto- en que dejen de detentar el poder. Y por eso, las asociaciones de policías se muestras justamente molestas, ya que los que les llaman ahora fachas sujetaban sus pancartas con el PP en el Gobierno.
Tranquilos, chicos, que a no mucho tardar (D’Hont me oiga) dejarán de estar aforados y podréis volver a detenerles tranquilamente.
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