A los políticos en general se les llena la boca hablando de cosas como la dignidad, los principios y el interés general. Todo pamemas: llegado el momento, se mueven única y exclusivamente por su interés particular o, llegado el caso, por el de su partido. Hay excepciones, claro está, pero son pocas y apenas se les nota.
Hace un año, al Chepas le
sobrevino uno de esos ramalazos de integridad y afirmó, muy campanudo él, que
los neocom podrían actuar por la vía de los hechos por sobrepasar
el PSOE varias líneas rojas.
¿Qué había pasado para que
al entonces coletudo secretario general morado le empezara a salir humo por las
orejas? Sencillamente, que la indocta egabrense, feminista (es un decir) a la
vieja usanza, había impuesto a la marquesa de Villa Tinaja, feminazi de
pro (supongo que, si le hubiera ocurrido a alguien, y aquí dejo la idea, la
denominarían feminista 2.0), la admisión a trámite de la sedicente Ley
de Igualdad de Trato y no Discriminación, admisión a trámite que la segunda
pata de la coalición gubernamental decidió no apoyar.
Un año después, ni Junior
ni la que de buena mañana telefoneaba en bragas a los alcaldes (sic) están en
el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer. La madre de
los hijos (putativos) del primero sí, y la coalición se mantiene, aunque las
costuras se van tensando cada vez más.
Y es que ¡se está tan a
gustito sentado en la poltrona!
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