Según los voceras del psicópata de la Moncloa, que su pareja tenga una persona como asistente no es nada extraño, puesto que todas las esposas de los presidentes del Gobierno han gozado de semejante figura.
Puede ser cierto pero, que se sepa, ninguno
de esos asistentes ha intercambiado cientos de correos electrónicos con una universidad
en que se nombran empresas con las que se hicieron gestiones, fundaciones y
otras entidades.
Puede ser cierto pero, que se sepa, en ningún
caso se coló como valorador de criterios en contratos públicos nadie que no fuera competente para efectuar la valoración, curiosamente aquellos en los que
concurría el amigo y socio de la pareja del presidente del desgobierno
socialcomunista que no tenemos la desgracia de padecer.
Puede ser cierto pero, que se sepa, en ningún
caso la asesora usaba la cuenta de correo y la firma corporativa de la pareja
del primer ministro para gestionar su cátedra.
Básicamente es porque, hasta ahora, la esposa de ningún presidente del Gobierno se había montado un chiringuito para sacar pasta y favorecer a sus amistades.
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