Se supone que el gobierno está para gestionar de una manera eficaz la cosa pública. Se supone que los ministros no son necesariamente los más capaces en su campo, pero sí que se rodearán de gente que supla sus carencias.
Con el desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, todas esas suposiciones se van por el
fregadero. Primero, porque lo que se dedica a gestionar son los intereses particulares
del psicópata de la Moncloa. Y segundo, porque quienes rodean a los ninistros
no son gente capaz, sino pelotilleros y correveidiles de la peor calaña.
Por eso, el ministerio de lomismodá compró
unas pulseras de baratillo para proteger a las mujeres de aquellos que las
maltrataron. Por eso, cuando se pregunta a la titular del departamento cuántos
agresores han sido excarcelados por el fallo de las pulseras, lo único que
alcanza a farfullar es no le puedo decir, porque no tiene ni idea. Eso,
en el departamento más feminista del gobierno más feminista de la historia
mundial.
O eso dicen ellos, claro.
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