El título de esta entrada -que he decidido mantener- no se corresponde con el contenido, porque la idea era rebatir la terminología empleada por el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer y sus altavoces mediáticos en relación con Israel.
Pero hete aquí que se me ha ocurrido, antes
de ponerme a escribir, ir a mirar en el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua el significado del término embargo, y me he
encontrado con que la primera acepción es Prohibición del comercio y
transporte de armas u otros efectos útiles para la guerra, decretada por un
Gobierno, mientras que la segunda (que es la que yo pensaba que sería la
primera) es Retención, traba o secuestro de bienes por mandamiento de juez o
autoridad competente.
En ese sentido, es cierto que la decisión
tomada por el psicópata de la Moncloa -ya sabemos que un autócrata como él no cuenta
con nadie más para la toma de decisiones- es un embargo en toda la
regla. Sólo que ese embargo es, y nunca mejor dicho, como pegarse un tiro en el
pie para España, porque somos nosotros los que le compramos más armas (en
sentido amplio) a los israelitas de los que ellos nos pueden comprar a
nosotros.
Quizá por eso, se han guardado en la manga la carta de que el Gobierno podrá levantar el embargo de armas a Israel en casos excepcionales. Lo malo es que, con esta gente, y me refiero al partido de la mano y el capullo, la excepción es la norma…
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