El psicópata de la Moncloa y sus socios de la coalición Frankenstein no están en el mismo barco por afinidades ideológicas, sino por una conjunción de intereses: el primero quiere detentar el poder tanto como pueda, y está dispuesto a dar lo que sea para ello; los segundos, sabedores de lo primero, buscan sacarle todo lo que puedan mientras dure la cosa.
Aunque no hay mal que mil años dure, ni paciencia que lo aguante, y de vez en cuando saltan noticias de que alguno de los miembros se ha cansado y se marcha. Como los jotaporcatos, que plantearon la ruptura con Sanchinflas cuando fracasó el traspaso de la inmigración. Pero, como he dicho, unos y otros dejaron aparcada la ideología cuando pactaron.
Seguirán.
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