Un socialista, además de ser alguien capaz de sostener una cosa y la contraria -tenía que decirlo, tenía que decirlo-, es alguien que nunca, jamás, de ninguna de las maneras, bajo ninguna circunstancia, asumirá la responsabilidad por sus actos.
Probablemente me dirán que eso es predicable
de la mayor parte de los políticos, cualquiera que sea su ideología; pero, al
menos en España, los de la mano y el capullo lo han llevado, no un paso más
allá, sino tan lejos como es humana (y hasta inhumanamente) posible. Pase lo
que pase, la culpa será siempre de los demás: que si la onerosa herencia
recibida (y de eso hace ya cuarenta años), que si una conjura internacional,
que si los demás no quieren llegar a un acuerdo con ellos (ellos, los del no
es no, ¿qué parte de “no” no ha entendido?)… siempre considerarán que sus
manos están limpiad.
Cuatro meses y medio -hace medio, pues- después
del apagón en España de finales de Abril, todavía no se sabía -o, al menos, el
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no se había
dignado a evacuar una mínimamente coherente- cuál había sido la causa. Lo que
no impidió a la presidente de Red Eléctrica, Beatriz Corredor -una política que
tanto durante su paso por el ministerio como en su desempeño posterior había
mantenido un perfil bajo, discreto-, echarle la culpa a una planta fotovoltaica y una central
hidroeléctrica. que se habrían dedicado a hacer experimentos.
Se ve que el psicópata pudre todo lo que toca…
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