Hay que reconocer que la dirección nacional del Partido Popular cada vez nos pone más difícil a los que votamos a la formación por qué seguimos haciéndolo con uve, en lugar de hacerlo con be.
Quizá
allá en Génova -la calle madrileña, no la ciudad italiana- tengan una
información de la que nosotros, la gente a pie de calle, carecemos. Pero,
puesto que carecemos de ella, tenemos que interpretar los actos que vemos conforme
a aquello que sabemos. Y lo que vemos es que, para no ser confundidos
con Vox -olvidando que las terminales mediáticas de la izmierda
ya llamaban guerracivilista al PP cuando Vox ni siquiera era un
concepto-, los peperos -o, al menos, su dirección- están dispuestos a
apoyar al mayor peligro que ha pisado los salones del poder español desde hace
un siglo, y están de acuerdo con un nuevo confinamiento domiciliario si es por áreas y la Covid-19 está descontrolada.
Muy
bien, pero… ¿quién juzga el grado de descontrol? Porque ya hemos visto
cómo nos han ido las cosas hasta ahora: ¿no estaba el virus vencido al
comienzo del verano? ¿No nos esperan ahora tiempos duros?
Por ello, y por mucho más…
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