Sin vocales es un psicópata sin escrúpulos y, como he leído por ahí, un yonqui del poder. Pero no es completamente insensible: como digo en el título, es humano y siente miedo.
Porque
le ha hecho recular en su intento de controlar -aún más- el poder judicial
español no han sido los tuits de los ministros polacos, o las maniobras de los populares,
a las que, supongo, no concede demasiada importancia. No, el baño de
realidad llegó al Gobierno tras recibir el aviso de que varios magistrados amenazaban con elevar un informe de protesta ante Europa.
Probablemente, este afán de controlar la justicia sea por el temor de tener que acabar compareciendo ante ella.
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