Además de ser aficionados a criticar a los demás, los izquierdistas españoles son tan lerdos como para no darse cuenta de que deberían quedarse callados, porque de aquello que reprochan a los demás adolecen ellos. Es algo en lo que, para variar, coinciden con los golpistas catalanes, tan acostumbrados a que nadie les lleve la contraria que cuando esto ocurre se quedan patidi-infusos.
Cuando
en Polonia se ha producido una deriva que la Unión Europea ha considerado que
lesiona los principios democráticos, España -entiéndase: el gobierno
socialcomunista- fue uno de los que primero y con más energía respaldó las
sanciones. Pero ahora que los socialcomunistas españoles, quitándose la careta,
pretenden controlar -todavía más- el poder judicial, los polacos no han desaprovechado
la ocasión y un alto cargo de Exteriores se dirigió a la Comisión Europea para
preguntar si intervendrá en España por la pretensión de reformar la fórmula de
nombramiento de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, tal y como
hizo en Polonia.
La
colleja europea no se hizo esperar. Mientras tanto, la indocta egabrense despreció
las críticas corporativas de los jueces españoles y defendió su reforma
diciendo que el Congreso es soberano. Al parecer, no se ha enterado de
que la soberanía reside en el pueblo español, y que el parlamento (no sólo el
Congreso) tan sólo la representa.
Y ésta es doctora en Derecho constitucional…
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