Voy a comenzar esta entrada con una de esas columpiadas a las que acostumbro, y diré que la mayoría de los escritores de izquierdas lo que hacen es criticar a la derecha.
No
es este el caso de Eric Arthur Blair, más conocido por su pseudónimo de George
Orwell. Tan serias eran sus convicciones izquierdistas que vino a España a
luchar en la guerra civil -del lado de la república, naturalmente. Y tan
ecuánime era que fue capaz de ver el horror que suponía el dominio de la
extrema izquierda que no sólo salió por patas -en parte, supongo, para salvar
la vida o la libertad-, sino que le dedicó al menos tres obras: una de no
ficción, Homenaje a Cataluña (1.938), y dos de ficción, las celebérrimas
Rebelión en la granja (1.945) y 1.984 (1.949).
Probablemente
no hayan leído ni por el forro ninguna de las tres obras, pero los miembros del
desgobierno socialcomunista están siguiendo al pie de la letra lo planteado en la
última. Por ejemplo, al crear un organismo para perseguir a los medios de
desinformación, en defensa, dicen, de la información veraz y diversa
y en contra de lo que el Gobierno considere como fake news.
O sea: además del haz lo que digo y no lo que hago, tendremos el es verdad lo que yo digo que es verdad.
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