Cocomocho nunca ha sido un tipo especialmente brillante ni coherente. Ha devenido ambicioso, porque cuando se vio como máximo representante del Estado en Cataluña (porque eso, y no otra cosa, es el presidente del consejo de gobierno regional, como lo son en sus respectivos territorios sus dieciocho colegas) sufrió una especie de complejo de mesías que le ha llevado a hacer y decir tonterías más grandes que la montaña de Montjuic.
Pero
se ve que la huida -iba a poner exilio, pero nadie le ha exiliado de ninguna
parte, salvo él-, el dejar de respirar la tramontana y demás aires catalanes,
están haciendo que sufra problemas de riego en el cerebro. Que se está
volviendo lelo (más aún), vamos. Y como quiere para los demás lo mismo que para
sí, intenta en el proceso volvernos locos a los demás.
Porque
primero presentó su renuncia a ser el candidato de su (y en este caso, su quiere
decir, precisamente, de él) partido (por la conjura judeomasónica del
opresor estado español y bla bla bla), y apenas una semana después ha cambiado
de idea y decide que sí, que será cabeza de lista por Barcelona en las próximas
regionales, aunque no vaya a ser el candidato a la presidencia del consejo de
gobierno regional. Ése será el ganador del proceso de primarias que se celebre
entre los compinches de la banda… y ya se sabe que las primarias, al menos en España,
las carga el diablo.
Un poco de justicia poética sí que hay: al fin y al cabo, él llegó al puesto que ocupó sin ser cabeza de lista por Barcelona. De hecho, creo recordar que era el cuarto…
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