Los políticos a la derecha del PSOE y a la izquierda de VOX -dicho de otra manera, Ciudadanos y Partido Popular- no parecen ser conscientes de una cosa: digan lo que digan, hagan lo que hagan y cedan lo que cedan, los enemigos internos de España -socialistas, comunistas, golpistas, terroristas y demás compañeros mártires- nunca cejarán en su objetivo de destruir España, nunca les agradecerán las cesiones y siempre les considerarán como miembros de la derecha que no merecen nada salvo desprecio.
Y
la prueba la tuvimos a finales del mes pasado, cuando tras apoyar Ciudadanos el
proyecto de presupuestos generales del Estado, en un mismo día recibieron dos
bofetadas, una de cada partido de los que integran el desgobierno
socialcomunista que los españoles tenemos la desgracia de padecer.
En primer lugar, el resultado final del que fuera el espermatozoide más veloz o más afortunado (o quizá más desgraciado, depende de cómo se mire) les agradeció así el apoyo:
Hace unas semanas, Ciudadanos decía que su objetivo era apartar a Podemos de las cuentas. Hoy les servimos un plato de presupuestos escrito por PSOE y Unidas Podemos y dicen ¡qué ricos!, que se los van a comer con patatas. Están desesperados por soltarse del mordisco de Vox.
Luego,
la portacoz del consejo de ninistros negó haber pactado retirar
la subida de impuestos al diésel del proyecto de presupuestos, tal y como
proclamaban haber conseguido los del partido pomelo que, a pesar de
semejantes bofetadas, siguen sentados a la mesa de negociación.
Algunos
dicen que es para visualizar que si Sin vocales se apoya en los
enemigos de España no habrá sido porque (perdón por el chiste fácil) los de Arrimadas
no se hayan arrimado. Ya trataré el tema en la próxima Reflexión atemporal,
pero mi impresión es que están cavando su tumba.
Política,
naturalmente.
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