Esta precuela de la Trilogía del Baztán nos cuenta el encuentro de Amaya (me niego a escribir el nombre con i latina) Salazar con Dupree, en el marco del huracán Katrina a su paso por Nueva Orléans.
En lo relativo
al estilo, Dolores Redondo no ha variado un ápice, por lo que recuerdo: en un
afán de, supongo, dar verosimilitud a los diálogos, los hace poco literarios,
pretendidamente naturales. Nada que objetar, aunque supongo que me gusta un
estilo un poco más literario, mejor redactado.
En cuanto
a la trama, me ha recordado en cierta medida a Stephen King, en el sentido de
que se tira el noventa o noventa y cinco por ciento de la novela contándote una
historia para resolverla en las diez o quince últimas páginas. Si tenemos en
cuenta, además, que deja sin resolver la trama de Dupree, uno diría que la
novela resulta fallida… o que la autora se está guardando en cartera una
continuación.
Para terminar,
un par de -lo que considero- anacronismos. Estando como está ambientada la
novela en 2.005, no recuerdo que entonces se empleara (al menos con carácter general)
la expresión violencia machista (página 51), y mucho menos que, como
dicen en la página 85, del mismo modo que el centro meteorológico informa de
la previsión de tormentas, tornados y huracanes con una precisión casi
milimétrica, y nos la trae hasta nuestros dispositivos móviles, internet
permite a cualquiera entrar en nuestra intimidad.
Ni lo uno, ni lo otro. Por lo demás, entretiene, que no es poco.
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