Cuando la izquierda gobierna -bueno, cuando no gobierna, también- su obsesión es lo público (aunque, a la que te descuidas, tiran a lo privado: educación, sanidad, transporte… lo que sea): crear cosas públicas, nacionalizar empresas privadas…
Uno no
sabe por qué, la verdad, porque izquierda y capacidad de gestión eficiente son
términos que se repelen, no por ser del mismo signo, como los polos magnéticos,
sino por ser diametralmente opuestos. Es más, si tienes una cosa privada que va
como la seda y la haces pública, puedes apostar duros contra pesetas a que la
gestión de la izquierda la volverá ruinosa.
Hace un
par de semanas tuvimos un par de ejemplos de esta publicofilia de la
izquierda española. Tanto el Chepas como el becario ubicuo hablaron de
nacionalizar multinacionales farmacéuticas. Es más, el Moños dijo,
literalmente, No me temblaría el pulso en nacionalizar farmacéuticas si
tuviera el poder y eso garantizara el derecho a la salud.
Naturalmente,
los farmacéuticos pusieron el grito en el cielo. Aunque, la verdad, no hay peligro.
Junior empleó la conjunción copulativa y, lo cual quiere decir
que debían darse las dos condiciones a la vez: poder nacionalizar (algo imposible,
tratándose de multinacionales) y que la nacionalización garantizara el derecho
a la salud (una estupidez: el derecho a la salud se tiene, por lo que habrá que
asumir que lo que quería decir es la salud de la población). Luego, los neocom
hablaron de crear un Amazon o un Aliexpress público -una empresa de comercio
electrónico-, con el propósito, dijeron de crear empleo de calidad.
Será para los de su cuerda, claro.
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