Hace once meses, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer antepuso su ideología a la vida de los españoles, y promovió la asistencia a los aquelarres feminazis del 8 de Marzo. Ya sabemos cómo acabó aquello… aunque en realidad no ha terminado, porque seguimos en ello.
Ahora vuelven
a hacer lo mismo. Con las cifras de contagios, de incidencia acumulada y demás
indicadores en máximos, muy por encima de lo que hizo que se decretara
sectariamente un confinamiento de Madrid, contra la decisión judicial que lo
había tumbado, ahora han decidido no suspender las elecciones regionales en
Cataluña. Lo que pasa es que una cosa es salir a gritar la sandez de que el
machismo mata más que el coronavirus y otra muy distinta en tirarse doce
horas sentado a una mesa mientras pasan por delante de ti personas que no es
que no sepas si están contagiados o no, sino que pueden estar contagiados porque
se ha decidido que pueden ir a votar.
Por eso,
ayer ya había más de veinte mil recursos (cerca de la cuarta parte de todos los
elegidos) para no estar en las mesas el día de los comicios regionales. Porque esta
vida podrá ser una mierda, pero es la única que tenemos. Es decir, aunque
algunos creamos en la otra, no tenemos prisa ninguna por llegar.
Yo, al menos, no.
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