Como ya he dicho en alguna ocasión, y como con toda seguridad volveré a decir (más veces), algo en lo que este desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer supera de largo a todos los anteriores es en su desfachatez.
Es decir,
no es que esté haciendo cosas que sus predecesores, de uno y otro lado del
espectro político, no hubieran hecho ya: de colocar a los amigos en puestos
públicos a utilizar los bienes públicos como si fueran privados, de intentar
presionar a los medios de comunicación que les sacan las vergüenzas a
conchabeos con golpistas y recogenueces, de mentir a intentar controlar
la Justicia, nada nuevo hay bajo el sol. Únicamente, que estos lo hacen más y
mejor (o más y peor, habría que decir).
Pero,
sobre todo, lo hacen con un descaro tal que resulta ofensivo. Es el caso del ninistro
Pequeño, que utilizó la cuenta oficial de Twitter del ninisterio que mal
dirige para elogiar al filósofo perico como candidato idóneo en las
elecciones regionales catalanas. Se apresuraron a borrar el tuit, claro, pero
era tarde: ya había pantallazos circulando por la red.
Al día siguiente, el ninistro de Acercamiento de Asesinos y demás Infamias pidió perdón sinceramente, según él. Hasta el anterior jefe del Estado, a quien Dios guarde muchos años, resultó más creíble cuando dijo palabras parecidas tras su caída en una cacería de elefantes en Botswana.
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