Las tonterías que se hacen en nombre de la llamada corrección política parecen no tener límite. Cuando uno cree que lo ha visto todo, y que ya no pueden superarse, van y lo hacen.
En esencia,
todo radica en que se contemplan con los ojos -los prejuicios- de hoy lo creado
en el pasado. No es algo nuevo, ya a Miguel Ángel le endilgaron un Braghettone
que tapó sus pinturas del Juicio Final.
A la que
vamos: Disney -siempre tan pijiprogre, siempre amenazando con introducir
una princesa homosexual (¿por qué no un príncipe?) en sus películas, o eso
dicen las malas lenguas- ha decidido quitar de su catálogo infantil Peter
Pan, Dumbo, Los aristogatos y El libro de la selva por
racistas.
Es como
la noticia de hace un par de días: los únicos que ven (que vemos) un posible
racismo somos los adultos. Los niños ni se enterarían.
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