Los que no son verdaderamente demócratas -en España, los socialistas (actuales, desde luego; muchos de los históricos, también), los comunistas (siempre), los secesionistas y los terroristas (declarados o encubiertos)- utilizan los mecanismos de la democracia, no como un fin en sí mismos, sino como un medio para conseguir sus objetivos. Su objetivo, debería decir, pues no tienen más que uno: ostentar el poder.
Me explico.
Las democracias populares tienen elecciones… y mayorías a la búlgara,
también. En Cuba hay elecciones cada cierto tiempo, sólo para que siempre
salgan los mismos (hasta hace no demasiado, el mismo). Lo mismo en China
(vale, admito que aquí me columpio), o en Rusia. Pero nadie diría que ninguno
de los tres países es una democracia de verdad (poniéndonos cínicos, uno se
plantea si existe alguna democracia verdadera en el mundo, pero eso es otra
historia… materia, quizá, para una reflexión atemporal futura).
Vista la
desbandada en masa de los convocados a integrar las mesas electorales en los
próximos comicios regionales catalanes -la independencia está muy bien, pero seguir
vivo está todavía mejor-, y tras la propuesta de que la tarea la desempeñaran voluntarios,
resulta que el consejo regional de gobierno se plantea no publicar los resultados ni contar los votos el día de las elecciones si fallan muchas
mesas.
La razón,
y aquí cambio de periódico, es que teme que quienes tuvieran que votar después
del Domingo podrían hacer un voto táctico. Lo que, por una vez y sin que
sirva de precedente, estoy de acuerdo, más o menos: cuando uno vota, debe votar
por aquello en lo que cree, no por su conveniencia o, por decirlo de otra
manera, en función de lo que hayan votado los demás. Eso es jugar con ventaja…
…lo cual significa que temen una movilización del voto no secesionista, ¿verdad?
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