Si ayer hablaba de la deserción de los miembros selectos de las mesas electorales en las elecciones regionales catalanas, hoy toca hablar de una de las posibles derivadas.
Porque resulta
que, ante la deserción masiva mencionada, una de las alternativas que se
barajan es recurrir a lo que llaman bolsa de voluntarios. Pero todos
sabemos -porque somos muy mal pensados- qué clase de gente (gentuza) serían
esos voluntarios: los mismos que se prestaron al butifarrendum II,
los que fingieron lesiones irreversibles taumatúrgicamente sanadas por Cocomocho
y el bleferóptico con sobrepeso, los mismos que provocaron y provocan, vituperaron
y vituperan, atacaron y atacan a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
Los secesionistas, vamos. Como diría la fiscal general del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, fraude asegurado.
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