Cuando me refiero al yerno del propietario de saunas gays como el psicópata de La Moncloa no pretendo insultarle -aunque no es para nada un elogio, como cabe imaginar-, sino que, como dije en cierta ocasión de otro presidente socialista, sólo pretendo ser descriptivo.
Parece,
además, que el personaje se ha rodeado de gente con tan pocos escrúpulos como él.
En la despedida del filósofo perico como ninistro de Mortandad,
el primer ninistro utilizó la sede del ejecutivo (ejecutor sería
casi más adecuado) para hacer campaña por su candidato, y éste presumió de sus aciertos (sí, yo también me pregunto cuáles) durante la pandemia, afirmando sin que se le moviera una ceja que no se
arrepentía de nada.
Y esto lo
decía mientras se alcanzaban las cifras más altas de fallecidos desde el pasado
mes de Abril, cuando nos encontrábamos en la primera ola. A propósito de
lo cual, cada vez estoy más convencido de que no ha habido varias olas
sucesivas, sino que estamos ante un único tsunami que, como todo tsunami que se
precie, arramblará con todo y con todos.
Por ello, y por mucho más…
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