En la primera entrada del día me refería a las delirantes, por ruinosas, propuestas de la parte neocom del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer. En esta otra toca hablar de otra propuesta igualmente delirante, pero por liberticida.
Sabido es que los marxistas son,
por definición, contrarios a la libertad. No conciben permitir más pensamiento
que el propio: la disidencia está proscrita, perseguida y castigada. Que se lo
digan a los países de la Europa central (los de la Europa oriental -pues eso es
Rusia, la mitad oriental del viejo continente- siguen sometidos a una
autocracia), que tuvieron que sufrir dictaduras marxistas durante casi medio
siglo.
Y si las propuestas neocom
fueran, como decía la Constitución de 1.812 de los españoles, justas y
benéficas, no habría mayor problema, aunque estarían cercenando la posibilidad
de que hubiera quien eligiera condenarse en lugar de salvarse. Pero es que son
injustas y perniciosas, porque se basan en sus constructos mentales, no en la
realidad de la que no es posible estar más alejado.
Y así, al hilo de su Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los
animales (qué sabrán ellos del bienestar de los animales; además, para tener
derechos hace falta el contrapeso de soportar obligaciones, o se produce un
desequilibrio), han registrado una iniciativa parlamentaria pidiendo terminar
con los programas Jara y sedal y Tendido cero.
Casi estoy por ponerme a verlos,
puesto que tanto les molestan…
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