sábado, 25 de febrero de 2023

Dos más dos

Que el psicópata de La Moncloa era alguien ayuno de escrúpulos morales era algo que ya se sabía. Sin embargo, los niveles de abyección a los que era capaz de llegar no cabía sospecharlos.

O sí: alguien capaz de pactar con quien estuvo a punto de devorarle por la izquierda, sólo para que ese pacto le asegurase seguir disfrutando de la poltrona y de sus gabelas era alguien que podía llegar a hacer cualquier cosa.

Pero es que, además, se ha producido el espionaje de datos de su móvil y del de su esposa. Y, como siempre que suceden cosas turbias que implican a posibles servicios secretos -piénsese en los atentados del 11 de Marzo de 2.004, sin ir más lejos-, a uno se le va la vista hacia el Sur, más allá de Gibraltar, de Ceuta y de Melilla.

A la satrapía del moro gurrumino, donde el comendador de los creyentes hace y deshace a su gusto, desde poner boca abajo la bandera del país del que está recibiendo una visita oficial hasta conseguir que ese mismo país de un giro de ciento ochenta grados en su postura sobre el Sáhara Occidental y pase a alinearse con Rabat.

O que acepte negociar una cesión del control aéreo de ese mismo territorio, que corresponde a España y que, de cederse a Marruecos, daría a los alauitas la vigilancia de la seguridad en la franja de mar por la que llega todo el petróleo y gas natural a Europa procedente de grandes productores como Nigeria, lo que supone un objetivo prioritario para la UE, la OTAN y EEUU. Si el psicópata de La Moncloa deja que sodomicen a España vía su tafanario, Marruecos pesará aún más para Occidente y España aún menos.

Qué no sabrán…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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