Los de la mano y el capullo, de la muerte del Generalísimo para acá, han tendido a considerar que todo lo público les pertenecía. Y cuando han detentado el poder, que tenían derecho para usar de lo público a su antojo y conveniencia.
Mihenmano se cogió un Mystére -el papá del
Falcon- para saltarse un atasco en la frontera entre España y Portugal y
llegar a tiempo de ver a Curro Romero en la Maestranza. Gorgoritos utilizó
una piscina de uso general (por lo que recuerdo, no para el público en general,
valga la redundancia, pero sí para un grupo determinado de personas, militares
o policías) para recibir clases particulares de buceo.
Pero ninguno ha llegado a los
extremos del psicópata de La Moncloa y su desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, que utilizan el Falcon prácticamente
para todo, desde asistir a un concierto hasta irse de excursión con la chupipandi
a Nueva York.
Y no tiene ningún escrúpulo en
hacerlo viajar vacío -él, tan ecolojeta-, o en hacer una escala para grabarse un video promocional jugando a la petanca con unos pensionistas; varios
de ellos, si no todos, antiguos cargos del partido.
Mira tú que es casualidad.
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